Mi mano
No digo despertar en sombra,
abarco lo llano que indica mi mano
en ávidos montes,
robustez incierta para ser concreta
en lisos oleajes de mañana vaga
que ronda sabida de fusil cansado
que distrae la urgencia,
que juega temprano.
Vengo del lugar de otra con rostro implantado
de funesta hierba, de pasto mojado,
de nariz desnucada,
de nuca ojerosa del nunca jamás.
Habrá quienes aúllen en la misma rama,
quienes tengan pies
mirada presente;
los huecos no lloran los resabios muertos,
las sirenas supuran todavía los cantos
de fábulas viejas de esplendor histriónico,
las huestes, el campo.
No digo despertar en sombra,
abarco lo llano que indica mi mano
el aire, la luna
el remanso.
Mariela Pérez