Han acudido amaneceres encubiertos en noches a chuparme la cara, la olfateaban como lobos hambrientos de frazadas y presas tan lentamente y respetando el orden de su jerarquía que sospeché era verano. No osé en distraerme de semejante continuidad para morir desnuda por un instante, completamente en silencio perpetuando la fotografía que sólo me habitaba en cada una de mis mandíbulas; tomé retratos, vaya si tomé retratos en casi todos los ángulos y perspectivas tan sedienta de imágenes, que creo no haber dejado escondite alguno donde se esfumara ni luz ni pelaje; así corren los tiempos donde abanicos salvajes despojan su arte y yo, luego de morir desnuda por un instante conservo los paisajes ...y me quema la tarde. Mariela Pérez 15/06/2012
Eclosión El valle interior bombardea mi mejor sien, la elegida, en breves dosajes de noches de inmóviles quebrantos que abaratan todo tiempo, desmantela cáscaras de un único otoño que lame la luna, la apacigua en la mudez de una canción desnuda trepando infinita amarillos y verdes; en un árbol, en absolutamente todo lo que sea agua y así respira y encolumna su encuentro como siempre desmedido y en capítulos, tan obsecuentes y prolijos que perplejos de sí, de mí, auguran atardeceres indescifrables desde un lugar tan cercano y remoto que tiene mi cara. Le presento al viento y la cadencia de sus hojas que van cayendo como puentes para ensamblarse un poco, tan sólo un poco, con su reflejo y lo toma, sí, lo toma y lo bebe de a sorbos y en bocanadas desordenado y a su vez preciso, como sabiendo su nutriente, la consecuencia de esa fuente jamás enfundada, como sabiendo el menester de cada segundo imbatible de silencio, como sabiendo escucharme, como sabiendo todo y lo hace. Mariela Pérez 26/05/2012