Así
Insolente, detenida, casi recortada en una calle sin atajos,
el propio grito que retorna en voz viva de parlante,
de aullido recorriendo valles
en pos del camino que florece a mis pies descalzos,
sin sandalias ni ropero,
sólo el trepidar de la huella que clama mi sombra
recorrerla fértil y en auroras.
¿Qué es lo que he escuchado?
¿Es mi voz acaso que devuelve tu aliento en abanicos,
en abanicos ciertos de sándalo y río?
¿Es mi aliento que mece tu canto cuando todos duermen?
¿Qué fecha precisa, que hora…?
Sé de ello,
la respuesta
un ángel cansado que oye el peregrinar
de mi tumulto y sus pasos,
la cooperación de mis días resumiendo yemas,
el hábitat paciente que llega y es bizarro, inocente…es selva.
Sé de ello…y callo.
Mariela Pérez
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