
La mirada
Trago de acero, espía de una cueva,
símbolos caídos de un tropezón que madrugó la noche,
que enfundó y desenfundó la hiedra,
la caricia, el espanto.
Siempre que te miro detenida
eclipsada en una llaga,
siempre, miras desde lejos,
miras donde no se observa,
donde no canto
donde apenas aparezco.
Hay roedores que trepan en pañales,
en altillos bajos de mañana insana,
en despojos de aguaceros que dejó un Enero,
en torpedos filosos que enmudeció el viento
que tragó tus ojos,
que lamió la sangre.
Siempre que te miro,
así, ausente
como colando memoria quien sabe por donde,
de tiempo despierto
de muecas torcidas de pura parodia
como encapsulando el aire que vendó el rocío,
que parloteó en conciencia,
en aves paganas
...en su mismo alma.
Mariela Pérez
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